viernes, 7 de junio de 2013

“CREAR ESCUELAS QUE PREPAREN PARA EL FUTURO”, Richard Gerver.



¿Por qué vivimos en el mismo sistema educativo de hace centenas de años?, ¿por qué aprendemos como aprendían nuestros padres?, ¿las próximas generaciones tendrán que seguir cargando con la idea de sentirse un producto?, ¿qué es lo que realmente necesitan los jóvenes para aprender? ¿y para estar motivados?.


Este es uno de los retos que tenemos como interesados en la educación, seamos políticos, padres o docentes. Deberíamos escuchar a los protagonistas, los estudiantes, y cambiar las cosas. Y si algún adulto ha de tener la última palabra, que sean los educadores que estén a la altura y conozcan los intereses y necesidades de sus estudiantes.


El cambio siempre nos miedo, simplemente porque implica salir de nuestro espacio de confort, de la comodidad. Pero nosotros, los docentes, no somos los que vamos a sufrir las consecuencias, los perjudicados serán los jóvenes de hoy y por lo tanto, el futuro. En nuestra mano está que sean más creativos, críticos y libres. Si nosotros no cambiamos, ellos tampoco lo van a hacer. Lo triste de esta situación es que no cambiamos porque nos guste cómo lo estamos haciendo, ni porque estemos seguros de que es lo mejor para los estudiantes, sino que lo hacemos así por no arriesgar, por no enfrentarnos, reflexionar y luchar por la futura generación, nuestro mundo.


Está claro que las bases son leer, escribir y contar, pero nuestro sistema educativo se basa en complicar estas bases curso a curso subiendo el nivel con conceptos más complejos y preparar a estos estudiantes para hacer exámenes (Richard Gerver los define como el premio, y me parece acertado por lo irónico y real del asunto). En el espacio educativo deben portarse bien atendiendo a unas normas y someterse al control del docente guardando la compostura. Tensión, autoridad, miedo a las medidas no son respeto y al parecer es lo que todos entendemos como educación tradicional… ¿ y qué

sucede? Que más de uno abandona el barco, hay gente que no quiere hacer más exámenes porque no ha aprendido nada de lo que le interesa, o no le han enseñado a interesarse durante su vida académica, no se ha emocionado y se le ha coartado su creatividad, así. Buscan algo que les llene. ¿Por qué no una educación para todos? Como explica uno de los testimonios a los que hace referencia Richard Gerver, no deberíamos “educar” para el mundo exterior, para lo que está por venir cuando su mundo es el que importa, es el que vendrá realmente. Y lamentablemente se tiende a venderles constantemente que si hacen X, lo están haciendo por su bien, para obtener Y, por su futuro. Y en realidad para ellos el futuro no importa hasta que llega el momento, somos nosotros los que debemos pensar en él y permitir que ellos puedan disfrutar del presente sin renunciar a lo que les gusta, a lo que les hace divertirse y expresarse propiamente. Tenemos mucho que aprender de los jóvenes.

Por eso mismo, el sistema educativo y la idea de que el educador se limita a transmitir conocimientos (que por cierto, esto último no se da como tal ya que el conocimiento es un proceso activo en el que cada alumno genera procesos diferentes de identificación, asociación, etc.) queda como muchas otras ideas, anticuada, ya que es más importante cómo aprendan que lo que estemos enseñando. Debemos de averiguar cómo podemos vincular sus intereses con las habilidades que pueden potenciar. El sistema educativo no puede ser el mismo para todo el mundo porque nadie es igual, además de que la diversidad se está dando cada vez en mayor medida y el sistema debería de ser más flexible para que cupiéramos todos. No podemos aprender como aprendían nuestros padres, o como lo hicieron algunos pocos afortunados hace un tiempo.


Me parece muy acertada la mención de la crisis de la educación como la más peligrosa, ya no sólo por el interés y simpatía que puedo sentir en este ámbito, sino porque es la base del resto. Tenemos la responsabilidad de formar a personas, potenciar esas habilidades o enterrarlas para siempre. Son ellos los que algún día podrán salvar el mundo si les damos la oportunidad, si se ven capaces.

Mientras en España, Reino Unido y la mayor parte de países occidentales se da la educación bancaria, en países como China luchan en contra de éste apostando por la colaboración, la creatividad y el desarrollo. También me ha parecido curioso algo que desconocía, y es que Arabia Saudí propone cambiar su educación en parte para poder cambiar su economía y así reflotar su país. Es muy importante esta idea porque toman la conciencia de que la educación es el fundamento del resto.

En la realidad lo importante y lo que se valora es ser independiente, y la gente creadora e imaginativa es la que propone las mejores soluciones y la que puede sacarnos adelante en las peores situaciones. ¿Para qué tanta formación bancaria cuando las grandes empresas quieren que pienses por ti mismo? En la actualidad ya no basta con un “¿Qué tengo que hacer? lo haré rápido y sin protestar”. Así que deberíamos estar a la altura y preparar a nuestros alumnos para el futuro.




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